día internacional de la mujer
Irene Beaus, piloto y comandante de vuelos transoceánicos: «En 32 años no he coincidido más de 10 veces con otra mujer»
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En la escuela era una de las 5 chicas que se preparaban para ser piloto en su promoción, que rondaba los 20 alumnos. Es madre de tres hijas
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Irene Beaus lleva más de tres décadas pilotando aviones. A sus 54 años, esta sevillana es comandante de largo radio de Iberia, compañía en la que trabaja desde 1997. Además de ser madre de tres hijas y haber estudiado Historia, Historia del Arte y Criminolgía ... por la UNED, según declara ABC horas antes de partir a Montevideo para ella su trabajo es «muy normal». La realidad es que todavía es de las pocas mujeres al mando de un avión.
Más allá de un amigo azafato -algo poco usual en hombres en los ochenta y noventa- no tenía ninguna vinculación con el mundo de la aviación. El estilo de vida y el viajar era algo que le llamó siempre la atención además de «la acción física de volar».
Apoyada en todo momento por su familia, quienes nunca le pusieron pega a la que eligió como profesión, decidió preparase para entrar en el Ejército del Aire. Esta era una de las vías que tenía para lograr ser piloto, la otra era la Escuela Nacional de Aviación (ENA) en Salamanca, la cual por desgracia para Irene, cerró el año en el que ella estaba preparándose el acceso. En 1990 la academia le denegó el acceso por 'ausencia de genitales masculinos', esa fue la razón que le dieron en la carta de rechazo. Desilusionada, se fue a EE.UU una temporada y fueron sus padres los que le animaron a volver a España y estudiar en una escuela privada en Madrid, ya que no había formación de pilotos en Sevilla.
En la escuela era una de las 5 chicas que se preparaban para ser piloto en su promoción, que rondaba los 20 alumnos. Fue durante sus estudios de dos años cuando una mujer denunció no poder formar parte del ejército. «Su ejemplo me sirvió para volver a intentarlo, esta vez ya con la licencia de piloto», cuenta Irene. Cuando acabó el curso, se preparó las oposiciones como piloto complemento del ejército. «Lo único que recuerdo muy duro fueron las pruebas físicas, tuve que hacer las mismas que los hombres y me costó mucho preparármelas».
En el año 92 eligió como destino el ala 35 de la base de Getafe, de donde sería piloto de transportes durante tres años. Irene fue la primera mujer de la base, «no había nada preparado para mí, me cambiaba en un trastero». Admite que tuvo muy buena acogida en todo momento por sus compañeros, especialmente el resto de pilotos que como ella ya habían tenido compañeras en la academia. A los militares y al coronel sí les sorprendía más que una mujer vistiera el mono de piloto.
Empezó en la aviación comercial en AirEuropa en 1995, compañía en la que estuvo 2 años antes de entrar en Iberia donde ha desarrollado prácticamente toda su carrera profesional. Cuando entró sus compañeras mujeres no serían más de 50. Actualmente de los 1.400 pilotos que tiene la compañía aproximadamente, la presencia femenina no supera el centenar. Aunque cada vez son más mujeres, en los aviones que lleva Irene donde suele ir acompañada de dos o tres pilotos más ya que se trata de viajes muy largos, rara vez coincide con otra piloto. «En mis 32 años volando, habré coincidido en 10 vuelos con otra mujer piloto o copiloto». Una cifra que en el tiempo que lleva como comandante de vuelos transoceánicos no supera las 4 veces.
«Hace poco volé con una compañera a Bogotá, me dio mucha alegría» declara la comandante Beaus. Por seguridad existen protocolos en los que las tripulaciones cambian continuamente, intentando que la cabina no se conozca. Por lo que no sería raro que Irene no vea más a Alejandra, la piloto con la que viajó a Colombia.
Pese a ser minoría, nunca ha percibido un trato diferente por parte del resto de trabajadores ni de la propia compañía. De hecho destaca el trato que siempre ha recibido, tanto en sus embarazos como en la crianza de sus hijas. «Mi profesión me ha permitidos estar con ellas las 24 horas del día durante 4 o 5 días a la semana. Es cierto que los viajes son duros y estas varios días fuera, pero al no tener oficina ni trabajo que traerme a casa, el tiempo que estaba lo he disfrutado siempre al máximo» admite. Por si fuera poco, la comandante aprovecha los ratos libres en el aire para estudiar añadiendo a su curriculum una licenciatura en Historia, el grado de Historia del Arte y de Criminología. Un ejemplo perfecto de que «el límite es el cielo».
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